lunes, 25 de abril de 2011

Aprender a soltar como parte del camino

Imagina que estas frente a una gran escalera, esta junto a ti esa persona que es importante para ti (novio, esposo, amigo, etc.), y están fuertemente tomados de la mano.

Mientras están en el mismo nivel, todo está perfecto, es disfrutable. Pero de pronto, tu subes un escalón, pero esa persona no, esa persona prefiere mantenerse en el nivel inicial, ok no hay problema, es fácil aun así estar tomados de las manos.

Pero tu subes un escalón más, y esa persona se niega a hacerlo, ya las manos han empezado a estirarse y ya no es tan cómodo como al principio, subes un escalón más, y ya el tirón es fuerte, ya no es disfrutable y empiezas a sentir que te frena en tu avance, pero tú quieres que esa persona suba contigo para no perderla.


Desafortunadamente para esa persona no ha llegado el momento de subir de nivel, así que se mantiene en su posición inicial, subes un escalón más, y ya ahí si es muy difícil mantenerte unido, te duele, y mucho, luchas entre tu deseo de que esa persona suba, de no perderla, pero tu ya no puedes ni quieres bajar de nivel.


En un nuevo movimiento hacia arriba, viene lo inevitable, y se sueltan de las manos, puedes quedarte ahí y llorar y patalear tratando de convencerle de que te siga, que te acompañe, puedes incluso ir contra todo tu ser y tú mismo bajar de nivel con tal de no perderle, pero después de esa ruptura en el lazo, ya nada es igual, así que por más doloroso y difícil que sea, entiendes que no puedes hacer mas, más que seguir avanzando, y esperar que algún día, vuelvan a estar al mismo nivel.


Eso pasa cuando inicias tu camino de crecimiento interior, en ese proceso, en ese avance pierdes muchas cosas: pareja, amigos, trabajos, pertenencias, todo lo que ya no coincide con quien te estás convirtiendo ni puede estar en el nivel al que estas accesando.


Puedes pelearte con la vida entera, pero el proceso así es. El crecimiento personal es eso, personal, individual, no en grupo, puede ser que después de un tiempo esa persona decida emprender su propio camino y te alcance o suba incluso mucho mas que tu, pero es importante que estás consciente de que no se puede forzar nada en esta vida.


Llega un momento, en tu escalera hacia convertirte en una mejor persona, en que puedes quedarte solo un tiempo, y duele, claro que duele, y mucho, pero luego, conforme vas avanzando, te vas encontrando en esos niveles con personas mucho más afines a ti, personas que gracias a su propio proceso, están en el mismo nivel que tu y que si tú sigues avanzando, ellos también.


En esos niveles de avance ya no hay dolor, ni apego, ni sufrimiento, hay amor, comprensión, respeto absoluto.


Así es nuestra vida amigos, una infinita escalera, donde estarás con las personas que estén en el mismo nivel que tu, y si alguien cambia, la estructura se acomoda. De hecho, cada personalidad, ocupa un distinto nivel que los demás, así cada partecita de la verdad, formará la verdad absoluta, de hecho ya es así. Así que sería egoísta, poner al mismo nivel a la eternidad.

A mi me costó en lo particular mucho soltarme, aun después de una fuerte ruptura, seguía viendo para atrás, esperando un milagro, y el milagro apareció, pero no de la manera en que yo hubiera supuesto, apareció bajo otros nombres, otros cuerpos, otras actividades, perdí a una amiga, y gané a 20 mas, perdí un mal trabajo y ahora tengo un excelente trabajo y con oportunidades de tener más de lo que soñé alguna vez, perdí un auto que no me gustaba y ahora manejo el auto de mis sueños, perdí a un hombre al que creí amar, para darme cuenta que ahora lo que tengo en este momento de mi vida, ni siquiera podía soñarlo hace unos cuantos meses.


Cada pérdida, cada cosa que sale, es porque así tiene que ser, déjales ir, y prepárate para todo lo bueno que viene a tu vida, tu sigue avanzando y confía, porque esta escalera es mágica y si no me crees, porque no lo compruebas por ti mismo?


José de Lira

martes, 19 de abril de 2011

Domesticar

La sabiduría del libro el principito es infinita y no exagero. Es de esos libros que se pueden leer una y otra vez y  dependiendo lo que nos este pasando o estemos viviendo, podemos encontrar en el, alguna frase, palabra o idea que nos ilumina un poco…es como si tuviera tesoros escondidos.
Hoy llama particularmente mi atención esa parte tan conocida del libro y tal vez la más bonita, la conversación del Principito con el zorro, y aun que ya la haya leido antes, esta vez me llega desde otro lugar:



“… Qué significa "domesticar"? -Ah!..., es una cosa muy olvidada-respondió el zorro- Significa "crear lazos". 

“Crear lazos” o crear un vinculo. Es verdad que esta bastante olvidado últimamente. A veces el ritmo de la vida nos hace querer saltarnos etapas, conocemos a alguien y nos olvidamos de que crear un vínculo por lo general lleva  tiempo y nos entregamos de una al otro o evitamos ir más allá.

 A mi entender este proceso de crear un vinculo es fundamental, por que en el se sientan las bases de las buenas relaciones.

“Sabes...? Sólo se conocen las cosas que se domestican-afirmó el zorro. Los hombres carecen ya de tiempo…””… los hombres ya no tienen amigos. Si realmente deseas un amigo, domestícame”

Es muy triste, pero suele ser así, cada vez dedicamos menos tiempo a crear vínculos  y creo que esto se debe, en gran parte al temor al compromiso y a la responsabilidad que conlleva.

“Eres responsable para siempre de lo que has domesticado”

Miedos por experiencias pasadas, miedo a que nos desilusionen, miedo, miedo y más miedo…y nos perdemos de  cosas maravillosas.

El equilibrio es la clave, ni entregarse de a primeras a alguien, ni evitar crear un vínculo.

Entregarse sin condiciones al otro de a primeras, es algo muy romántico, pero lamentablemente puede ser ingenuo e insensato también, teniendo en cuenta que no todas las personas son iguales.

Por eso "domesticar" tambien es un acto de amor a nosotros mismos.

Como dice la Biblia sean astutos como las serpientes e inocentes como las palomas” creo que Jesús se refería a esto actuar de manera pura pero teniendo en cuenta el cuidarnos…

Conociendo  al otro y viendo  si ambos merecemos lo que tenemos para darnos, se dara de manera natural la experiencia de la entrega.

Entonces esa persona deja de ser una mas del montón, y uno también deja serlo.

Tú para mí, no eres más que un jovencito semejante a cien mil muchachitos. Además, no te necesito. Tampoco tú a mí. No soy para tí más que un zorro parecido a cien mil zorros. En cambio, si me domesticas..., sentiremos necesidad uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo...”

O como diría Neruda:

“Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.

Pero tú eres la reina.

...

Sólo tú y yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos
.

Esa persona es especial y única para nosotros.

Para finalizar me quedo con estas bellas palabras del Principito que resumen lo que significa "domesticar"

En absoluto os parecéis a mi rosa. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Así era mi zorro antes, semejante a cien mil otros. Al hacerlo mi amigo, ahora es único en el mundo”

Fuentes:






viernes, 15 de abril de 2011

Leyenda del amancay

El nombre amancay es de origen Quechua. Y da nombre a una hermosa flor que crece en sitios desérticos ( desde en Neuquén a Santa Cruz. Argentina )
Esta flor también llamada "amancay del desierto" me recuerda a la belleza que reside en uno, cuando en medio de condiciones desérticas somos capaces de "florecer" con fortaleza y esplendor.


Esta es la leyenda aborigen del amancay que encontre en la web (recopilación de Graciela Repún. "La flor del amancay"):

"Quien da una flor de amancay está ofrendando su corazón”, decían los indios vuriloches. Y a quien preguntara el porqué de esa creencia le contaban esta leyenda:

La tribu vivía cerca de Ten-Ten Mahuida, que hoy se conoce como cerro Tronador.


En aquel entonces, el hijo del cacique era un joven llamado Quintral. No había muchacha en la región que no suspirara al mencionar sus actos de valentía, su físico vigoroso, su voz seductora. Pero a Quintral no le interesaban los halagos femeninos. Él amaba a una joven humilde llamada Amancay, aunque estaba convencido de que su padre jamás lo dejaría desposarla. Lo que el joven guerrero no imaginaba, es que Amancay también sentía por él un profundo amor, y no se animaba a decirlo porque pensaba que su pobreza la hacía indigna de un príncipe. Tanto amor inconfesado encontraría pronto una dura prueba.


Sin aviso, se declaró en la tribu una epidemia de fiebre. Quienes caían víctimas de la enfermedad deliraban hasta la muerte, y nadie sabía cómo curarla. Los que permanecían sanos pensaban que se trataba de malos espíritus y comenzaron a alejarse de la aldea.


En pocos días, Quintral también cayó. El cacique, que velaba junto a su hijo despreciando el peligro del contagio, lo escuchó murmurar, en pleno delirio, un nombre: “Amancay…”


No le llevó mucho averiguar quién era, y saber del amor secreto que sentían el uno por el otro.

Decidido a buscar para su hijo cualquier cosa que le devolviera la salud, mandó a sus guerreros a traerla.

Pero Amancay ya no estaba en su casa. Se hallaba trepando penosamente el Ten-Ten Mahuida. La “machi”, la hechicera del pueblo, le había dicho que el único remedio capaz de bajar esa fiebre era una infusión, hecha con una flor amarilla que crecía solitaria en lo alto de la montaña.

Lastimándose manos y rodillas, Amancay alcanzó finalmente la cumbre y vio la flor abierta al sol.

Apenas la arrancó, una sombra enorme cubrió el suelo. Levantó los ojos y vio un gran cóndor, que se posó junto a ella levantando un viento terrible a cada golpe de sus alas. El ave le dijo con voz atronadora que él era el guardián de las cumbres y la acusó de tomar algo que pertenecía a los dioses.

Aterrada, Amancay le contó llorando lo que sucedía abajo, en el valle, donde Quintral agonizaba, y que aquella flor era su única esperanza.

El cóndor le dijo que la cura llegaría a Quintral sólo si ella accedía a entregar su propio corazón. Amancay aceptó, porque no imaginaba un mundo donde Quintral no estuviera, y si tenía que entregar su vida a cambio, no le importaba. Dejó que el cóndor la envolviera en sus alas y le arrancara el corazón con el pico. En un suspiro donde se le iba la vida, Amancay pronunció el nombre de Quintral.

El cóndor tomó el corazón y la flor entre sus garras y se elevó, volando sobre el viento hasta la morada de los dioses. Mientras volaba, la sangre que goteaba no sólo manchó la flor sino que cayó sobre los valles y montañas. El cóndor pidió a los dioses la cura de aquella enfermedad, y que los hombres siempre recordaran el sacrificio de Amancay.

La “machi”, que aguardaba en su choza el regreso de la joven, mirando cada tanto hacia la montaña, supo que algo milagroso había pasado. Porque en un momento, las cumbres y valles se cubrieron de pequeñas flores amarillas moteadas de rojo. En cada gota de sangre de Amancay nacía una pequeña planta, la misma que antes crecía solamente en la cumbre del Ten-Ten.

La hechicera salió al exterior, mirando con ojos asombrados el vuelo de un cóndor gigantesco, allá en lo alto.Y supo que los vuriloches tenían su cura. Por eso, cuando los guerreros llegaron en busca de Amancay, les entregó un puñado de flores como única respuesta."
 
Fuentes:
Repún Graciela (Rec.) La flor del amancay. 2005 http://www.educared.org.ar/enfoco/imaginaria/biblioteca/?p=28


Flora. Estepa magallánica seca.
http://www.inta.gov.ar/santacruz/info/documentos/teledet/guiasc/cd%20de%20cartograf%EDa%20de%20santa%20cruz/15floraseca.htm